Recorriendo Venezuela: 4 sitios turísticos para descubrir
El Salto Ángel, Los Roques, la
Colonia Tovar y Margarita son parte de los destinos turísticos más
famosos que tiene Venezuela, pero sin duda que esta tierra tiene decenas,
o tal vez cientos, de lugares por descubrir y que son realmente fascinantes.
Llanuras, ríos,
playas y montañas tiene Venezuela por dónde se le mire, y hay algunos sitios de
los que probablemente se hable poco, pero que en definitiva tienen todo para ser
un encanto y Chelonia
Casa de Mar
menciona algunos de ellos:
Cascada del vino
Este espacio se
encuentra en el estado Lara, específicamente en el Parque
Nacional Dinira, dentro del municipio Morán.
El nombre se da
debido al color vinotinto de sus aguas, que se asemejan a la bebida pero,
obviamente, no guarda ningún tipo de relación con esta. Su coloración realmente
es por una sustancia llamada antocianina, que arrojan las plantas del
lugar.
Lago Leopoldo
Este se
encuentra en el estado Amazonas, los indígenas que habitan la zona le
denominan Paraka-Wachoe, y también se le conoce como Autana, ya
que justamente forma parte del Monumento Natural Cerro Autana.
Llegar a este
espacio natural y lleno de encanto no es tan sencillo, se debe navegar y
caminar posteriormente por la selva; pero sin duda que al final del
recorrido habrá valido la pena el riesgo y el esfuerzo.
Monumento Natural María Lionza
Se encuentra en el estado Yaracuy y por esta montaña fluyen numerosas quebradas, siendo las más populares: Quibayo, Aracal, Roca bella y Sorte.
En este espacio se le rinde culto a la ‘diosa’ María Lionza, un personaje que incluso llegó a protagonizar una canción del reconocido intérprete panameño Rubén Blades.
Hundición de Yay
Puede que en
algún momento hayas escuchado hablar o por lo menos tener una referencia de
todos los lugares anteriormente descritos, pero la Hundición de Yay es
un espacio del que prácticamente poco se habla, pero que guarda una magia
increíble.
El sitio está
muy cerca de Sanare, en el estado Lara, y tiene un toque arqueológico, ancestral y
cultural que guarda este pequeño desierto y de donde se han tejido
múltiples historias, entre esas una que cuenta que en este sitio vivían hace
años personas que no querían acercarse a Dios, por ello recibieron una lección
el día que un anciano llegó pidiendo agua y solo lo auxilió una joven a la que
el adulto mayor le dijo que escapara, pues no quedaría nada del sitio; lo único
que le advirtió fue que no mirara hacia atrás mientras se iba, cosa que
desobedeció y por lo que quedó convertida en piedra.
Se dice que la
muchacha desobediente se fundió con el suelo, el caserío se hundió y de allí se
dieron las formaciones de hoy en día.